Quería haber terminado la saga de Percy Jackson este verano, pero al final me he quedado en el cuarto libro, La batalla del laberinto, del que te hablo hoy. Me he reservado el desenlace para saborearlo cuando esté más tranquila, que quiero disfrutarlo a tope 😁
Recuerda que puedes leer las reseñas (¡sin spoilers!) de todos los libros anteriores aquí:
Sinopsis
A punto de comenzar primero de secundaria, Percy Jackson no espera emociones fuertes, sino más bien un aburrimiento soporífero. Pero cuando en la nueva escuela se presenta una vieja amiga, seguida de un par de animadoras diabólicas, los acontecimientos se precipitan y todo empieza a ir de mal en peor.
Cronos, el malvado señor de los titanes, amenaza con destruir el Campamento Mestizo, donde se refugian los jóvenes semidioses. Para evitarlo, Percy y sus amigos deben emprender una arriesgada búsqueda a través del laberinto, un mundo subterráneo plagado de trampas temibles y criaturas perversas, concebido para acabar con quienes se atrevan a profanarlo.
Me va a resultar complicado hablar del libro sin hacer spoilers de los anteriores, pero allá vamos.
Trama trepidante y más oscura
Como decía al principio, estamos ante el cuarto libro de la saga, y eso se nota mucho. En La batalla del laberinto la trama no nos da prácticamente ni un respiro.
El peligro para el Campamento Mestizo es inminente y nuestros amigos harán todo lo posible para salvarlo. Y eso incluye aventurarse en el famoso laberinto creado por Dédalo.
Si en la mitología griega este laberinto, ideado para contener al minotauro, se hallaba en Creta, en esta ocasión lo conoceremos como un mundo subterráneo lleno de cámaras, cuevas y traicioneros pasadizos. Y para orientarse y no quedar atrapados en él, Percy y compañía tendrán que dar con el hilo de Ariadna, el mismo que utilizó Teseo. O algo parecido, vamos.
En esta entrega de la saga vamos a encontrar acción a raudales pero, sobre todo, un cambio de tono. No es que se pierda ese fino humor que salpica todos los libros de Percy Jackson, pero las sensaciones que me ha transmitido este libro son completamente distintas. Se percibe una sensación de urgencia, de fatalidad, de peligro constante… que no había visto en los libros anteriores.
Personajes que han madurado
Y es que nuestros amigos han pasado ya por muchas cosas, han crecido y han madurado. Y eso también se nota mucho.
Para empezar, Percy se muestra más decidido y mucho más integrado en el mundo de los semidioses que en los libros anteriores. Es normal, ha asumido su condición y ha aprendido muchas lecciones en todas las aventuras que lleva a sus espaldas.
Por el contrario, vamos a conocer a una Annabeth más vulnerable, vamos a ver una faceta más íntima que quizá en los otros libros quedaba más eclipsada por su inteligencia y su arrojo. Sigue siendo la chica lista y valiente, pero también vamos a verla sufrir por la suerte de sus amigos. Si ya me gustaba este personaje, este lado más humano hace que se vuelva muchísimo más interesante, más redondo.
Y recuperamos también en esta historia a Grover. El sátiro, que apenas apareció en el tercer libro, vuelve a cobrar protagonismo en esta historia, y no solo como compañero de Percy sino a través de su propia búsqueda personal (si has leído los libros anteriores, sabrás a qué me refiero).
Tenemos otros personajes importantes: Rachel, una mortal amiga de Percy que va a acompañarlos en esta aventura y que tendrá sus más y sus menos con Annabeth; y, por supuesto, Nico Di Angelo. Sé que los fans de Nico son legión, pero la verdad es que yo no termino de cogerle el punto 🤨 Me cae mal 😅
La batalla del laberinto y la mitología griega
Como en todos los libros de la saga, en La batalla del laberinto vamos a encontrar mitología griega por todos lados. Diría, incluso, que en este libro se concentran más mitos que en los anteriores.
Por un lado, como ya has visto, tenemos a Dédalo y su laberinto, diseñado por orden del rey Minos para encerrar al minotauro de Creta. Fue Teseo quien dio muerte a esta criatura y, con ayuda de la princesa Ariadna, consiguió salir de la trampa que suponía este laberinto. Todos estos personajes mitológicos van a estar presentes de un modo u otro.
También vamos a conocer a Calipso. Es una de las tres hechiceras más poderosas (junto con Circe, a la que conocimos en El mar de los monstruos, y Medea). Con ella viviremos unos de los momentos más tristes del libro.
Como no podía ser de otra manera, también en este libro entrarán nuevos dioses en acción. En esta ocasión les toca el turno a Hefesto y Hera. Al primero se lo menciona de pasada en los libros anteriores, pero aquí lo conoceremos por fin en persona. Hefesto es el dios del fuego y las fraguas, y en el libro se nos presenta como un gran inventor y constructor.
En cuanto a Hera… Uf. Tiene un papel importante en la trama del libro, pero me ha caído peor que mal. Me ha parecido bastante borde y repelente, la verdad 😅
Por último, tengo que mencionar que en esta entrega aparecen un montón de criaturas mitológicas, algunas de las cuales no había oído hablar nunca (como los hecatónquiros). Este libro me parece una oportunidad increíble para ampliar conocimientos sobre estas criaturas.
Hacia el desenlace final
La batalla del laberinto es la antesala al desenlace de la saga de Percy Jackson y los dioses del Olimpo.
Quedan abiertas muchas incógnitas: sobre Percy y su profecía, sobre Nico, sobre el despertar de Cronos y su guerra con los dioses… Todo está por resolver aún, así que el último libro de la serie promete ser espectacular.
Tengo ganas de saber cómo termina y, al mismo tiempo, me da pena poner fin a esta saga tan genial y tan llena de todo lo que me gusta: unos personajes interesantes, mucha acción y mucha, mucha mitología.