La caja de Bernit

La Caja de Bernit, la primera novela de Pablo Ferradas, es ante todo un cuento. Una historia de fantasía clásica, de las de toda la vida. Una historia de aventuras, amor y amistad en un mundo donde conviven humanos, elfos, duendes y otras razas variopintas.

Sinopsis

Hartos de cuentos increíbles, los hermanos Hojaestrella le pidieron al juglar que les narrara una historia real. Algo que hubiera sucedido poco tiempo atrás, a la vuelta de la esquina.
De todos los relatos posibles, aquel extraño juglar escogió la trágica historia de amor entre el primer sanador de la villa y una próspera comerciante que desapareció sin dejar rastro, de la noche a la mañana. El juglar les contó cómo el sanador partió en busca de la muchacha con la ayuda de un variopinto grupo de artistas ambulantes y de la caja mágica que ella misma le había regalado. 
Sin saberlo, los hermanos Hojaestrella acababan de iniciar una aventura en la que sus destinos quedarían ligados a los protagonistas de aquel relato. Descubrirán que viven en un continente mucho más grande y hermoso de lo que jamás habían soñado, pero también mucho más temible.

La importancia de un mundo bien construido y mejor enseñado

Porque es de destacar, en primer lugar, la riqueza del mundo que ha construido el autor en La caja de Bernit. El continente de Wolyan está plagado de detalles que lo dotan de verosimilitud, de vida y de alma. Las diferentes razas que lo pueblan, su pasado y su presente, los diferentes lugares en los que habitan… Todo está muy bien trabajado, es a la vez sencillo pero muy completo. Y lo mejor es que este mundo se nos va mostrando poco a poco, con gran destreza, sin sobrecargarnos de datos en ningún momento. Se nos va descubriendo a medida que avanzamos por la Calzada Principal y vamos conociendo a los diferentes personajes.

Personajes de La caja de Bernit

Los diferentes personajes que aparecen en la historia están fantásticamente construidos. Cada uno tiene su personalidad claramente definida, su pasado, su historia propia que le lleva a actuar de determinada manera, de forma completamente creíble. Todos parecen encajar en un puzzle perfecto, incluso aquellos que no parecen llegar ni a personajes secundarios y que terminan ocupando un lugar importante en la historia.

La novela comienza con los hermanos Hojaestrella, Faín y Mikos, que le piden a Pequeño, el juglar, que les cuente «una historia de cosas que estén ocurriendo aquí al lado, a la vuelta de la esquina». Faín es el hermano mayor, más sensato y protector. Mikos me ha resultado sencillamente adorable, una muestra perfecta de la candidez y la inocencia infantil. Aunque poco a poco veremos que ambos son mucho más que eso.

La historia que les cuenta el juglar es la del sanador de la villa, Balpo, que decide salir en busca de su amada lady Plira, que desaparece durante un viaje. Para ello decide contar con la ayuda de tres artistas ambulantes: los hermanos mellizos Verdín y Verderón Fundadededo y el cambiaformas Rayas.

Los hermanos Verdín y Verderón no pueden ser más dispares. Verdín es el «hermano listo»; de constitución débil, ansía por encima de todo aprender magia. Verderón es la fuerza bruta, pero en el fondo es un buenazo, y más frágil de lo que aparenta. La relación que forja con los hermanos Hojaestrella es preciosa.

El tercer miembro del grupo de artistas es el tygerido Rayas. Es también buen luchador, y aunque su papel en la historia no sea tan importante como el de los hermanos, nos permite conocer una raza de lo más interesante. No será la única…

Aunque estos sean los personajes principales, hay otros muchos más que van apareciendo a lo largo de la historia, con papeles más o menos relevantes. Así, iremos conociendo las diferentes razas que pueblan Wolyan de la mano del ogro Kath’Ang, el atlante Lorient o mi personaje favorito, el duende Gimuel Buscabrillos, que aporta un refrescante tono de humor a la historia.

Una historia dentro de una historia dentro de una historia…

Así va discurriendo la trama de la novela, mostrando poco a poco nuevas historias que van surgiendo de la principal, como en una una matrioska.

—Las historias nunca terminan del todo, jovencito —dijo el juglar—, tan solo se apartan a un lado para dejar paso a otras nuevas.

Y si bien la primera vez que «apartó» la primera de las tramas tuve una pequeña sensación de «historia interruptus» (¡¡pero cómo me dejas así!! ¿qué pasa con esos personajes?) que me dejó bastante fría, al ir avanzando comprendes que todo encaja. Es más, la acción va in crescendo hasta culminar en un final épico que me ha entusiasmado.

Lo que más me ha gustado de La caja de Bernit

Son muchas las cosas que me han encantado: la construcción del mundo, el mapa que se incluye, los nombres de las localizaciones, lo bien definidos que están los personajes, los anagramas en los nombres (guiño)… Y el detalle de que el título de cada capítulo sean las palabras con las que finaliza el capítulo anterior, que le da a la obra una fluidez preciosa.

Si te gustó Willow, o La historia interminable, o La princesa prometida, o Las crónicas de Narnia… Si te gusta la fantasía tradicional, te encantará La caja de Bernit.

(Las ilustraciones son las originales de Vanesa Portocarrero para la novela)